Comenzaremos hablando de nuestra sociedad describiéndola como una sociedad industrial donde se produce sin límites, saturada y contaminada donde la técnica supera a la ética, donde ahora, la mayoría de personas consumistas se sienten inconformes cuando no pueden comprar el producto, servicio o experiencia deseada.
Vivimos en una sociedad en la que los productos/servicios no tienen como finalidad usarse, sino ser producidos y comprados, donde la finalidad del consumos es demostrar que se tiene suficiente dinero para comprar cosas caras, con buen gusto...pues lo que realmente interesa es diferenciarse de aquellos que no pueden comprar esos productos.
Estamos agotando las reservas naturales y aumentando la cantidad de residuos produciendo un deterioro en el medio ambiente a causa de la producción masiva.
Hemos visto en los diferentes ejemplos, empresas productoras cuyas producciones son excesivas y sin control, que empiezan a producir necesidades que lleven a las personas a consumir los productos fabricados, solo hay que ver la cantidad de comida que se tira porque no es del tamaño adecuado, no tiene el aspecto que gusta al consumidor o bien porque ya se ha recogido demasiada y en vez de recoger la otra, prefieren que se quede en la misma mata y se pudra a dársela a personas que la necesiten, que les da igual el aspecto y no tienen ningún reparo con las opiniones de la gente hacia ellos.
Nosotros disponemos de muchos productos de usar y tirar, así como también objetos que no tienen ninguna reparación, los productos no están hechos para durar ¿por qué no utilizar esos objetos dándoles una nueva funcionalidad?
No obstante, existen empresas que están empezando a tomar medidas al ver que sus técnicas en materiales o en cualquier otro factor de la producción, es perjudicial para el ecosistema, ejemplo de ello sería la marca NIKE, que ha presentado un modelo nuevo donde las partes de la zapatilla se pueden reciclar por separado ya que está fabricada con la finalidad de poder desmontarse; o la introducción de las bolsas de papel o fécula de patata en algunos supermercados/comercios, aún así, al tener un valor añadido, aumenta los costes y esto produce el rechazo del cliente. Las personas que aceptan ese valor añadidos pocas veces suele ser por concienciación ambiental, ya que se dejan guiar por la moda del momento.
¿Por qué no tiene sentido este consumismo actualmente? ¿Cómo podemos cambiar la mentalidad de esas personas influidas por las modas?
Aunque en este momento el consumidor no sea tan sensible con respecto al efecto de la compra que hace en el medio ambiente, a medida que las investigaciones sobre los componentes de los productos que vendemos, sus empaques y su proceso de producción se comiencen a difundir, este tipo de desarrollos se convertirán en un valor añadido que le va a permitir al producto diferenciarse de sus competidores.
Como diseñadores que somos tenemos cierta responsabilidad y compromiso con el medio ambiente, ya que de nosotros dependen partes del proceso productivo de lo que se diseñe, pero por otra parte, también hay que tener en cuenta la opinión de la empresa o cliente que nos haya contratado, puesto que de ellos depende el presupuesto establecido y los métodos a seguir, que aunque nosotros intentemos orientar su opinión, no todo está en nuestras manos.
En realidad, todos somos responsables de la situación, pero igual que se ha enseñado a consumir ¿por qué no enseñar a cuidar nuestro ecosistema? ¿por qué no dar esos valores que les faltan a las personas a través del diseño?
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